Así fue como me lo contaron...

Ese día tan nublado, tan lluvioso, tan seco y triste como todos Rafaella decide salir a convivir con la familia, para no apartarse de la vida que aún le sobraba y manipulaba a consecuencia de un fuerte delirio esquizofrénico que perturbaba su mente manipuladora. Salió con su familia a la típica tarde familiar con un clima que todos tachaban de aburrido -La familia que gozaba de discutir a mediado de algo que podía resultar "bien". Raramente eso pasaba- y limpia de discusión al día, todo iba tan bien hasta que...

-"que te pasa? por qué me pegas debajo de la mesa?"
-"Quién te esta pegando tarada? deja de joder si"
-"haber ya se calman los 2 o mejor nos regresamos a la casa -mejor dicho, el hoyo donde nos encerramos, acuérdate bien heee-"
-Al coño, eres un estupido!!
El silencio se volvió obsceno, se volvió tan espeso como podía llegar a suceder en otras situaciones, pero ahora se trataba de ese silencio monumental que a todos nos hacía recapacitar en nuestras mentes lo arrogantes y soberbios que podíamos llegar a ser, no sé en que momento todo había empezado a cambiar, no sé en que momento yo empecé a cambiar, lo único que si sé es que todo esto se debía a la falta del verdadero amor que me faltaba a mí como persona, hermana e hija, algo que es tan difícil de aprender como la multiplicación de trinomios...
-por qué no podemos salir y reír, o dedicarnos a actuar una buena familia. Todo termino, y le puse es fin, el punto al cual quería llegar a que mi familia fuera unida, fuera feliz, así fue como decidí mi muerte tan explicita como un “no quiero más”. Aquellos golpes y aquellas cosas que me hacían sufrir fueren la mente perfecta que me permitieron hacerlos felices a todos, después de 3 años, 3 largos y angustiosos años para todos, obtuve lo que me hubiera gustado ver viva, esas sonrisas, esa unión, me di cuenta muy tarde que era la que estorbaba en esos rincones, en esas discusiones era siempre yo. El resultado de algo que no tenia la menor importancia para mí valió la pena, esas lagrimas valieron y esto que hoy escribo ya forma parte de ese pasado que un día atormento a Rafaella.